No era suyo
Gavin no era su hijo biológico, reveló el padre. La imagen que Gavin tenía de su identidad se tambaleó con esta revelación. Se despertó y se dio cuenta de que los lazos de sangre que siempre había creído eran inexistentes. Todo se vio bajo una luz nueva y desorientadora: el hombre al que había conocido como su padre, el linaje que había dado por sentado. Todo había cambiado porque era una verdad.

No la suya.
Un legado alterado
El padre dijo algo más tras esta revelación. Aunque no tenían vínculos biológicos, una vez incluyó a Gavin en su testamento reconociéndolo como hijo suyo. Esta inclusión representaba el amor y la aceptación del padre, un legado que quería transmitir. Fue una decisión sincera que reflejaba el vínculo que les unía.

Un legado alterado