Territorio desconocido
Les había encantado la idea de dormir bajo las estrellas, pero hoy les resultaba intimidante. El cielo era un dosel extraño, infranqueable y enorme. Francesca rodó por el suelo irregular, intentando encontrar un lugar donde acomodarse. La noche en el monte no era como cualquier otra en la ciudad; era más oscura, más rica y rebosante de la existencia de seres invisibles. Cada sonido parecía insinuar algo desconocido.

Territorio desconocido
Sentidos en alerta máxima
Cada sonido de hojas que crujían o de una rama que se quebraba mientras estaban tumbados en sus camas improvisadas provocaba en Francesca y su abuelo repentinos ataques de conciencia. Lo que podía estar moviéndose más allá del anillo de luz del fuego aparecía vívidamente en sus mentes. Era como si la oscuridad de la selva fuera un ser vivo, observando y esperando. Sus corazones se aceleraban al oír cualquier sonido desconocido en la oscuridad que los envolvía.

Sentidos en alerta máxima