Dudando de su juicio
Julian se preguntó si había juzgado a Elara con demasiada dureza, repitiendo sus discusiones, las súplicas llorosas de ella y la rápida decisión de alejarse. Por un momento, la duda se apoderó de él: ¿se había equivocado? Pero, con la misma rapidez, apartó ese pensamiento. “Hice lo que tenía que hacer”, se dijo con firmeza, obligando a la incertidumbre a volver al fondo de su mente, reacio a desentrañar la verdad a la que se había aferrado durante tanto tiempo.

Dudar de su juicio
Sueños del pasado
Los sueños vívidos de los niños que nunca había conocido realmente empezaron a atormentar a Julian por la noche, sintiendo su presencia casi tangible. Cada vez se despertaba sudando frío, con sus rostros grabados en la mente, haciéndole imposible ignorar su existencia. “¿Por qué ahora?”, se preguntaba, mientras aquellos sueños despertaban emociones que había intentado reprimir durante mucho tiempo, añadiendo otra capa de confusión a sus ya conflictivos pensamientos.

Sueños del pasado